El apilador es una máquina de manutención utilizada para apilar cargas en aquellas instalaciones en las que se requieren pocos movimientos. También puede actuar como máquina de apoyo en grandes instalaciones. El centro de gravedad de la carga está situado dentro de su base de sustentación. Aunque el transporte de las mercancías en bloques/palets se efectúa de forma horizontal, su mástil con horquillas permitirá elevar la carga hasta una determinada altura y apilarla. De hecho esta es la principal diferencia con una transpaleta.
El apilador, que se alimenta a base de baterías recargables, nos permite realizar tareas de transporte, almacenamiento y apilado de mercancías.
Además, gracias a su versatibilidad, serán ideales para trabajar en lugares estrechos y poco espaciosos. Por consiguiente es una maquinaria que aporta rentabilidad y optimización de los esfuerzos.
El apilador es una máquina fabricada a base de metales ligeros y plásticos conformada por dos brazos paralelos, con ruedas en sus extremos en forma de horquilla, que se unen a un cabezal donde se sitúan los mandos y unas ruedas de mayor envergadura.
Contiene una guía o mástil que eleva la horquilla por encima de los dos metros. Puede manejarse de forma manual, desde el suelo, o con un mecanismo automático, dependiendo del modelo.
El apilador sustituye a las carretillas elevadoras en pasillos en los que no puede acceder.
Su método de empleo es bien sencillo. Se introduce la horquilla debajo del pallet con la mercancía y se sube paulatinamente accionando un botón (en el caso de ser eléctrica) o accionando una palanca con los brazos (en caso de ser manual). Posteriormente se podrá mover hacia el lugar deseado con los mandos (en las eléctricas) o con la propia tracción humana (en las manuales).
En el mercado encontramos dos categorías de apiladores; los manuales y los eléctricos. Estos últimos son los más demandados por las empresas y centros logísticos. Además existen modelos en los que el conductor puede ir montado sobre una plataforma o bien sentado sobre la máquina.
Sea cual sea el tipo de apilador que empleemos, habrá que leer previamente el manual de funcionamiento, comprobar el estado general de la carretilla elevadora y supervisar los frenos, las ruedas y la batería.
Se recomienda para cargas pequeñas y ligeras, siendo muy limitado. Además supondrá un mayor esfuerzo y agotamiento para el operario que será el que ejerza la fuerza de tracción. Y es que puede mover una carga de una a dos toneladas aproximadamente.
Un apilador de tipo manual es más económico que uno eléctrico. En cuanto a su longitud ésta será de 1’15 metros, pero nunca podrá superar los 2 metros para garantizar la plena estabilidad de la carga que transportamos.
Si se sobrepasa la medida de carga, el estado de conservación del apilador se verá mermado y por ende perderá su optimización.
Permiten una mayor capacidad de carga y transporte y alcanzan una mayor altura de elevación de las mercancías.
Los apiladores eléctricos precisan de un conductor que dirija la máquina desde la parte trasera, aunque dependiendo de dónde se ubique éste encontraremos varias clases:
¡Como dato! También encontramos en el mercado los apiladores semieléctricos, que son aquellos que se mueven de forma manual pero cuentan con un sistema de elevación eléctrica.
La elección del apilador será fundamental para que el trabajo del personal alcance el máximo rendimiento. Por eso habrá que tener varios aspectos en cuenta: